Sensemaking: Reconocer el sentido de lo que haces

Levantarse todas las mañanas, en estos tiempos, está siendo un proceso retador. Se siente que de verdad el cambió es mucho más grande de lo normal, pues ya nos veníamos acostumbrando al movimiento, a cambiar, pero éste, definitivamente, es el padre de todos los cambios.

Nos levantamos porque somos hechos de sangre guerrera, berracos, responsables, comprometidos y con un sentido del deber bien arraigado. Nos levantamos a pesar de todo y sanamos, aprendemos, volvemos a levantarnos y así conquistamos la capacidad de transformarnos, de crecer y adaptarnos. Pero, muchas veces, no reconocemos esta fuerza que nos impulsa y, por eso, seguimos buscando experiencias que nos la recuerden o que nos demuestren su existencia, sin darnos cuenta de que ya la tenemos, de que simplemente somos unos grandes guerreros. Nos acostumbramos a andar detrás de lo que nos falta, en lugar de aquello que tenemos y nos hace más valiosos, así lo hemos hecho por generaciones y hasta hoy nos estamos dando el permiso de hacerlo diferente.

Pero levantarse a punta de fortaleza es agotador y, en esa búsqueda de herramientas para levantarnos, para encontrar esa gasolina (hoy sería hidrógeno) que nos impulsa a llegar a las estrellas, nos topamos con algo sencillo que siempre ha estado allí, pero que ha sido difícil de identificar, una habilidad, una cualidad o una fortaleza que tenemos todos los seres humanos: la capacidad de PONERLE SENTIDO A LO QUE HACEMOS  o, como se denomina hoy en día, SENSEMAKING.

Esta es una de las habilidades que nos hará vigentes en el futuro, indispensable para permanecer en este mundo cada vez más globalizado, digital y robótico. La habilidad de actuar a partir de un propósito, de crear con sentido, una habilidad milenaria que nos ayuda a encontrar lo que nos puede levantar cada día, aquello que nos motiva, eleva nuestras ganas de hacer, nos dispone a actuar y descubrir. Una habilidad que provee a quien la desarrolla y la vive de una energía superior para abordar el año, los proyectos y los retos que la vida nos presenta.

Es la capacidad que tenemos de enfocarnos, de ver el panorama completo y abrir nuestra mente a nuevas conexiones, ideas y perspectivas que hacen nuestro mundo más grande; la capacidad de unir puntos, de comprender hoy lo que nos motiva y motiva a las personas a nuestro alrededor, de entender qué necesitan y satisfacer esa necesidad interna, de saber, consciente o inconscientemente, que lo que hacemos está conectado con algo que nos inspira y nos invita a levantarnos cada mañana, no porque toca, no por responsabilidad, sino porque verdaderamente queremos, aun cuando siempre estará allí lo conquistado del compromiso y la responsabilidad en nuestro interior. La diferencia es que tendremos con qué, que la pasión y la fuerza de conquistar ese objetivo nos volverá más creativos, nos inspirará y nos llevará a obtener resultados más ágiles e innovadores y, por supuesto, a llevar nuestras ideas y proyectos a la acción.

El mundo nos cambió, nos retó y nos invitó a despertarla, a reconocer esa habilidad, el SENSEMAKING, y hacer uso de ella, pues necesitamos conectarnos de nuevo a los sueños, construir una nueva frecuencia de comunicación y aumentar nuestra sensibilidad y empatía, a pararnos cada día reconectados con nosotros, con nuestras aspiraciones, nuestros deseos, y actuar conforme a ello, descubriendo lo que nos moviliza hoy, que no es lo mismo que nos movilizaba ayer y saber que está bien, que podemos cambiar incluso de forma transcendental. Que levantarnos cada día por un propósito y ponerle sentido a todo lo que hacemos, nos cargará de energía para conquistar el éxito y los resultados deseados.

Todo esto y mucho más es lo que significa y nos trae esta habilidad de SENSEMAKING, una habilidad no solo para la vida personal, sino fundamental ahora para conectar equipos de trabajo y producir resultados extraordinarios, así como, para darle dirección a los nuevos productos y servicios que entregamos. No es lo mismo producir algo para generar la necesidad de ello, que escuchar a las personas, a sus necesidades y producir para cubrir esas necesidades. Reconocer en nosotros esa capacidad de renovarnos, reinventarnos, mirarnos y aprender de ello, así como, de ampliar nuestra mirada y producir creaciones a partir de allí. Es tan maravillosamente única que es nuestro mayor poder: una habilidad de humanos, para humanos.

Enfocarnos en ese sentido, en ese propósito a donde dirigimos nuestros esfuerzos, nuestra energía y nuestro talento, nos permitirá resultados más ágiles y efectivos, desde lo que nos moviliza y nos apasiona para darla toda como siempre queremos. Hemos de recordar que construimos un futuro, con sentido, hoy.

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